1. El incremento de la gasolina en México se debe a que la OPEP decidió recortar la producción para subir el precio del petróleo. Es probable que al final el incremento del precio no sea muy grande, pero por el momento el barril aumentó en al menos 10 dólares por un asunto de expectativas.
2. La gasolina es cara porque pagamos un impuesto que explica 40% de su costo. Hace algunos años que no hay subsidio al combustible. También es cara porque es importada.
3. El impuesto anterior no es necesariamente malo. Una de las propuestas más serias contra el cambio climático es gravar el consumo de combustibles fósiles. Además, no se trata de un impuesto regresivo.
4. Sin embargo, el aumento de la gasolina afecta al precio de muchos otros productos y servicios, con lo que también golpea a los sectores de menores ingresos.
5. El problema de fondo es que México tiene un serio problema fiscal. El Estado recauda poco y lo hace principalmente de dos fuentes: petróleo e IVA. En esas condiciones no puede haber redistribución económica. Si el impuesto a la gasolina financiara programas sociales o mejorara los servicios públicos el saldo final podría ser positivo para la gente más pobre.
7. Sin el impuesto a la gasolina habría un agujero fiscal enorme. El Estado mexicano no está en condiciones de prescindir de él. Podría apostar que incluso un gobierno de izquierda lo mantendría (lo sabremos en 2018 cuando López Obrador sea presidente).
8. El problema es que no hay transparencia sobre el uso de los recursos públicos. Es sabida la ineficiencia y corrupción del gobierno federal (ya no digamos de los estatales). También conocemos los altos salarios y lujos de la alta burocracia, aunque, hay que decirlo, eso no es exclusivo del Ejecutivo o de los partidos, sino que también alcanza al Judicial y a las Universidades públicas, entre otros.
9. Si bajamos los salarios de la alta burocracia y limitamos sus lujos NO ELIMINAMOS el problema fiscal del Estado.
10. Pero la política no es sólo un asunto de eficacia, sino también de simbolismos. Si el Presidente tuviera la iniciativa de bajar su salario y el de sus colaboradores, o tomara medidas para reducir el gasto corriente de su administración, o transparentara el destino del impuesto a la gasolina (mejor si lo hiciera de todos los recursos públicos) la indignación sería menor. No puede pedir comprensión a la gente sin ofrecer nada a cambio.
11. La única buena noticia podría ser que si el incremento del precio del petróleo se mantiene e incluso aumenta más, las arcas públicas tendrían un respiro.
12. A largo plazo México tiene que pensar seriamente en dejar de depender del petróleo, en diversificar sus exportaciones (80% van a EEUU, donde ahora hay un loco gobernando) y en construir una estructura impositiva progresiva.
13. La mala noticia es que no veo ni por asomo que eso vaya a suceder.
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